La lluvia cae, igual que en el ayer,
Refugio y juegos que solíamos hacer.
El columpio cuelga, viejo, sin razón,
Susurra risas de otro corazón.
Crucé los dedos, lo juré al tallar,
Promesas dulces que solían importar.
Nuestro castillo de ramas y sol,
Ahora es eco… un sueño sin control.
Estoy de pie bajo hojas sin voz,
Donde juramos ser siempre los dos.
Grabamos sueños, lo que iba a ser,
En cada tabla, sin saber perder.
La madera gime por lo que ya no está,
El viento sopla sin querer hablar.
Aún te busco entre bruma y luz,
Persigo sombras, quizás seas tú.
El viento pasa, frío, sin calor,
No queda rastro de aquel amor.
Susurros viejos vuelven sin razón…
Y son solo ecos.
Nada más, canción.