Los sonidos llegan sin parar,
Una tormenta difícil de calmar.
Cada detalle me hace temblar,
Mi mente intenta descansar.
Las reglas viven en lo oculto,
Cambiantes, rígidas, sin culto.
Intento seguirlas sin cesar,
Pero se doblan sin avisar.
Solo quiero hablar con claridad,
Pero mis palabras caen sin piedad.
Sus rostros sonríen sin verdad,
Y yo pierdo toda señal.
Sus frases tienen otro sentido,
Un mensaje doble y escondido.
Ellos viven en tonos grises,
Yo en blanco y negro, sin matices.
“Este mundo no sé descifrar,
Así que a mi mente voy a escapar…”
Donde hay lógica y claridad,
Un refugio de sinceridad.
Lejos del caos de lo social,
Mi orden es mi lugar vital.
Ahí me escondo, donde no hay traición…
En un mundo claro, sin confusión.
Sin acertijos ni máscaras más…
Solo mi paz… sin disfraz.