Un suspiro…
Un destello…
Un nombre que ya no puedo decir…
Vi tu rostro en fragmentos que brillaban,
un recuerdo roto en la luz que moría.
El cristal, como esperanza, se quebraba,
y la noche oscura todo lo envolvía.
Mi reflejo era un extraño sin calor,
buscando tu mano en el vidrio helado.
El frío creció desde mi interior,
paisaje triste, un mundo abandonado.
En los pedazos de lo que fuimos tú y yo,
busqué el olvido, pero no llegó.
Cada cristal, una herida sin razón,
tu sonrisa — y luego… se esfumó.
Tomé un fragmento, tembló en mi piel,
tu risa giraba en el borde cruel.
Cortaba lento, como el tiempo va,
dejando promesas en la oscuridad.
Un último trozo…
captó la luz…
Y en él…
tu sonrisa…
cayó, sin cruz.
En los fragmentos de lo que fuimos ayer,
busqué sentido, no lo pude tener.
Las astillas caen, otoño sin final,
y en el silencio… tu nombre al final.
No hay reflejos…
Solo sombra y cristal…
Pero en el espejo…
Aún pasas…
Aún pasas…
Aún pasas…
por mí…