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El Eco del Relojero

En su taller de tiempo y precisión,
El relojero guarda su prisión.
Cada péndulo, cada tic sin fin,
Le canta un eco que vive en su piel.

Creó un reloj, de plata y fe,
Marcando el ritmo de un gran querer.
Pero el destino cruel la arrebató,
Antes de que el tiempo se alzó.

Marcó las horas, giró la llave,
Pero el reloj su alma no sabe.
Aunque la cuerda aún siga fiel,
Él vive atrapado en su papel.

De noche espera, cuando hay silencio,
Por pasos suaves en su tormento.
En el umbral, en el crujir,
Busca señales de su sentir.

Un soplo leve, tras la pared,
Una caricia que ya no es.
Y en el tic tac que va sin fin,
Escucha el alma que fue su jardín.

El reloj suena, las manecillas van,
Pero en su eco, ella siempre está.
Un toque leve, una brisa fiel…
Y allí en el tiempo… la siente en la piel.