Ella fue solo un sueño—
él, un verso que quedó sin escribir.
Pero en la eternidad, vivieron—
para crear esta canción triste de sentir.
Él, el mar…
Ella, la luna…
Abrazaron esa linda locura sin ninguna.
Entre mis cuerdas de guitarra,
los invoqué con mi alma varada.
Una canción triste, sí—
real, demasiado real para ser nada.
Bailaron con mis manos amateurs—
ella, virgen; él, un dios entre temores.
Lalalala, lalala, lalala…
Lalala…
Ésta es la canción—
no necesita más palabras, mi voz.
Él, el mar…
Ella, la luna…
Canción triste sin otra fortuna.
Lalalala, lalala…
Lalala…
Solo sus almas al descubierto—
sin más palabras de adorno.