La luna cayó
sobre tu hombro dormido.
Las cortinas susurraban
nuestros nombres al oído.
Un tren lejano
cantaba en su carril de acero,
y tu piel tan pálida
brillaba en azul sincero.
Un mapa de estrellas
sobre el edredón.
En tu cuello hallé
mi ancla, mi canción.
Porcelana, noche sutil,
tu pulso en mis labios,
bailamos sin fin.
Silencio de seda,
entre tú y yo,
pero el fuego del aire
no se apagó.
Porcelana—
frágil pasión.
El silencio se asentó
como abrigo de calor,
y el viento frío de la noche
resaltó nuestro ardor.
Tus manos dijeron tanto
sin hablar jamás,
y danzamos como sombras
entre paz y más.
Oh-oh…
Porcelana luz…
Olas de azul…
Tú y yo sin cruz.
Porcelana, ritmo lunar,
tu piel en mi aliento,
noche sin final.
Silencio de seda,
entre tú y yo,
pero el deseo
no se apagó.
Porcelana—
todo en vos.
Porcelana…
Porcelana…