El viento trae voces, finas y rotas,
de barcos hundidos entre rocas remotas.
La sal corroe, piedra, hierro y fe,
solo quedan restos, sin por qué.
Acantilados Seaview — donde todo se va,
la postal sonríe, la verdad no está.
Brisas marinas, mentiras sin fin,
este paraíso es un jardín ruin.
Las gaviotas lloran en círculos crueles,
sobre huesos dormidos bajo los cielos fieles.
El Guardián de las Mareas, gris, sin paz,
ofrece el olvido en un sorbo fugaz.
Casas como lapas, al borde del mar,
pegadas al luto, sin rumbo al andar.
En tabernas de niebla, se canta el dolor,
historias de oro y almas sin color.
Visita Seaview — escapa a lo ideal,
pero no mires tras el portal.
El cielo llora, la costa lo ve,
y el mar lo traga, sin porqué.