Los árboles nacen de pura desesperación
Ramas blancas, sin redención
No hay canto de aves, ni luz que hallar
Solo el silencio queriéndome devorar
Pisé fragmentos de sueños caídos
Historias rotas, jamás oídos
Un viento helado sopló su verdad
Cada alma rota dejó su señal
El huerto de huesos respira el dolor
Se alimenta de todo lo que murió
Caí como semilla, juré al pesar
Me tragó la sombra… pero voy a luchar
Sombras que brotan desde mi piel
Fantasmas que callé, una y otra vez
Pero el tuétano renace, grita sin temor
Ya no soy tuyo, soy fuego interior
No hay cadenas en este jardín final
Solo cenizas y algo vital
Camino del fango, renazco en ardor
Del huerto de huesos… yo vuelvo mejor